Nuestra piscina, está construida específicamente para realizar actividades terapéuticas y cuenta con sistema de calefacción que permite tener temperaturas controladas.
La inmersión de pacientes con patologías musculo esqueléticas en la piscina tiene enormes beneficios, por circunstancias físicas tales como:
- El menor peso del cuerpo en el agua, porque éste experimenta un empuje vertical y hacia arriba, que es igual al peso del volumen del fluido desalojado en la inmersión y ante dolor y falta de fuerza muscular es más fácil y tolerable hacer los ejercicios dirigidos.
- La resistencia hidrodinámica, que es la fuerza que el agua opone a los cuerpos sumergidos en ella, permiten hacer un trabajo muscular asimétrico, que no se logra realizarlo en espacio aéreo.
- La inmersión en agua caliente produce unos efectos fisiológicos, tales como:
- Analgesia: Se da por elevación del umbral de sensibilidad de los receptores del dolor y disminución de la velocidad de conducción nerviosa, disminución de la contractura muscular y la liberación de encefalinas y endorfinas.
- Aumento de la temperatura y la vasodilatación capilar: Si se hace una inmersión la temperatura de la piel se eleva entre 0.5 y 3 grados C°, produciendo un aumento de todas las funciones orgánicas por sobrecalentamiento.
- Efecto sedante: Gracias a la acción del calor sobre las terminaciones nerviosas, se produce la sensación agradable y placentera de bienestar.
- Efecto antiespasmódico: La inmersión prolongada a temperaturas entre 36 y 38 grados C° disminuyen el tono, combaten la contractura y la fatiga muscular.
- Efecto antiinflamatorio: La presión hidrostática produce efectos compresivos que hacen que los líquidos extravasados se eliminen a través del sistema linfático.
- Efectos sobre el tejido conjuntivo: Aumento de la elasticidad y disminución de la viscosidad, permitiendo mayor flexibilidad.